¿Qué docente te marcó más en la vida? ¿Por qué?

Tengo la fortuna de haberme cruzado con muy buenos profesores. Desde los que tenían la vocación por la enseñanza hasta los que tenían pleno dominio de su conocimiento pues el hecho de que una persona tenga mil y una credenciales que avalen que sabe mucho de un área no significa que comprenda en su totalidad ese conocimiento.

Por otra parte, definir que profesor me marco, dejo huella, me influyó para algo es algo nulo. Ninguno creo un gusto por enseñar, por investigar o por crear. Para mí aquellos profesores quedaron grabados en mi mente porque, además de considerarlos profesionales fueron grandes seres humanos.

En primaria las profesoras Yolanda y Erendira fueron un gran apoyo tanto para mí como para mí madre. Con ellas conocí las clases de regularización pues en ese entonces mi mente era más dispersa de lo que es ahora.

En secundaria creo que la profesora Isela Garduño es relevante, no porque fuera una eminencia en su cátedra de la asignatura de Español. Más bien es su dedicación y su trato al grupo. Es una profesora cuyo objetivo era hacer las cosas bien. Y creo que lo ha ido haciendo bien durante más de 20 años.

En el bachillerato yo andaba más rebelde y en busca de la autodestrucción. En esa época consideraba que era un mal profesor aquel que te exige entregues trabajos, que participes en clase, puntualidad y obviamente resultados en los exámenes. Conforme paso el tiempo, dos años después, me di cuenta que mi concepción estaba errónea. Mi profesora de lengua y literatura el primer año fue Tinoco, a ella la odie durante ese año y hasta que pase a último año porque me volvió a tocar pero ahora en literatura latinoamericana. En ese momento entendí su enfoque. Era exigente porque deseaba que aprendieramos aunque sea un poco del conocimiento que ella tenía, además de que le gustaba hacer las cosas bien, como sus estándares lo exigían.

En la facultad había varios profesores, entre las vacas sagradas y los profesores irreverentes, estos últimos los encontrabas en el turno vespertino. Sin embargo tengo varios apellidos pero ninguno puedo decir que es más especial que otro. Ocariz, Auyon, Solar, Leda, Castañeda y otros más. Todos ellos me hicieron comprender algún elemento matemático que antes me era completamente abstracto.

Y en la vida diaria están los grandes maestros cuyos pensamientos y reflexiones me han ayudado a caminar en esta gran vereda que es la vida. Yoda, Roshi, Splinter, Dohko y Happosai.

Deja un comentario

Tendencias