Esta serie me sorprendió. Yo solo con ver el poster y el nombre en inglés supuse sería una comedia. Vaya sorpresa fue que era un drama que maneja un tema complejo en un parámetro que indica el título y obvio maneja humor pero es un humor algo oscuro. El guión junto con la actuación de Michelle resultan en una grata experiencia.
La serie está basada en un podcast y está temporada nos cuenta como Molly (Michelle Williams) ha tenido fantasías sexuales que tienen un giro desde el momento que le confirman el diagnóstico de cáncer terminal. Justo este es el detonante para que Molly busque satisfacer la necesidad sexual que su cuerpo y mente le piden. Junto a ella, su amiga Nikki (Jenny Slate) sufre un crecimiento personal al comprometerse a cuidar a Molly hasta su último respiro. Cómo es lógico, Molly muere en el último capítulo y deja la puerta abierta para nuevas historias para una segunda temporada.
La actuación de Williams no decepciona. Molly sufre de tres fases, la primera es la eufórica y divertida, la que experimenta cuestiones sexuales que debió vivir durante su etapa adolescente pero no hizo. La segunda etapa es más reflexiva determinar lo que quiere y en su situación para que propósito. Y la última etapa que se aprecia en el último capítulo, la aceptación de la muerte como una cuestión natural. Estás etapas dan el ritmo a la serie y de ser simplemente la historia de una mujer caliente pasa a ser una reflexión de lo que uno, sano, sin limitaciones hace, no ha hecho y lo que puede llegar a hacer.
En conclusión, Dying for sex o Morir de placer es una serie muy bien hecha, que toca un tema como la muerte y que lo enmarca en parámetros, creo así será la serie si llega a tener mas temporadas, como el sexo; consiguiendo una historia no común, entretenida y con una buena calidad en actuación. Veanla, no se arrepentirán.






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