El género de acción conforme han pasado las décadas ha ido cambiando de representantes. Unas veces coloca uno que otro buen actor y otras veces coloca algo que la moda y otros medios introducen. El resultado es que cada vez hay más churros, como este, que además de predecibles resultan aburridos.

La trama nos narra como Joe, un asesino a sueldo, conoció durante uno de sus trabajos a una bailarina de la cual se enamora. Los últimos días ha tenido dolores de cabeza y visión borrosa por lo que acude al médico y le realiza estudios. Los resultados indican que tiene una enfermedad neurodegenerativa por lo que Joe decide contratar a asesinos como él para que lo maten y evitar su sufrimiento. Justo minutos antes de que se inicie el contrato de asesinato el doctor se comunica por teléfono para informar a Joe que hubo un error en los análisis y que Joe está completamente sano. Esto cambia la actitud de Joe y solicita la cancelación del contrato, sin embargo la cacería se vuelve más un capricho y Joe mata a casi una corporación de este rubro en un solo día. Al final se casa con la bailarina y viven felices para siempre.

Las actuaciones son malas. Al ser un guión simplón no hay grandes estelares y los que están desarrollan sus personajes como mejor funcionan. Batista como Joe, el actor estelar pasa sin pena ni gloria. Para mí este actor-luchador tiene fama gracias a su papel de tonto en los Guardianes de la Galaxia. Sin embargo su trayectoria en la lucha libre gringa lo coloca en varios papeles que son adecuados a él por su físico pues la expresividad y cualidades histriónicas no las tiene y ni las ha tenido. Ben Kingsley como el contratista o manager de Joe es un desperdicio de actor para dicho papel. Lamentablemente al ser un actor mayor, este tipo de actor suele actuar donde sea, dinero , dinero, dinero. Terry Crews como el asesino Lovedahl representa un antagónico de humor. Tampoco es un actorazo pero su aparición impulsa al elenco de la película. El resto del reparto son actores de segunda mano del género de acción. Y la damisela, Sofia Botella como Maize tiene algunos momentos donde demuestra sus habilidades escénicas pero en lo general no hay nada relevante. Las coreografías son simples, diría que infantiles tomando como parámetro John Wick. La banda sonora está bien ambientada aunque carece de alguna melodía memorable.

En conclusión, The Killer’s Game es un churro de acción muy simple. En ningún momento te hace olvidar a John Wick. Tiene uno que otro chascarrillo pero en general no aporta nada al género. Sugiero evitarla en caso de que busques algo significativo.

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