Háblanos de las vacaciones que más te han marcado.
Erase una vez, en las lejanas tierras de Tampico ubicadas en el Reino de Nuevo Leon. Al norte de Tenochtitlan. Zona árida. Al ser una zona portuaria hay turismo y se consumen los productos del mar siendo la jaiba su producto emblema.
Cada año de mis primeras 18 primaveras iba junto a mi familia a dicho páramo para celebrar el periodo vacacional escolar respectivo a las festividades religiosas de la semana santa.
Tampico era una ciudad muy pequeña en comparación a la Ciudad de México sin embargo tenía una influencia muy gringa de la cual me percate después de ir a los Estados Unidos. Pero siempre se me hizo curioso ver gente en camioneta y sombrero tipo vaquero aun cuando no se dedicarán a la ganadería.
Una de esas vacaciones durante la estancia en un club privado, de esos donde hay canchas de tenis, gimnasio, albercas y zonas donde descansar, me encontraba con mi familia como siempre había sido, nadando y disfrutando de la vida sin importar nada hasta que la vi de lejos, una chica de tez clara, cabello oscuro y una sonrisa inocente pero que en la comisuras de los labios tenía un tono pícaro y por tanto atractivo. Se metio a la alberca a jugar de igual forma con su familia.
Esas horas las dedique a contemplarla y a idear una manera de conocerla, de hablarle para al menos escuchar su voz. Y la fortuna me observaba pues me otorgó la posibilidad de acercarme a ella cuando ambas familias salieron a tomar el sol y a comer. Ella ya se había dado cuenta de que yo la miraba desde el momento en que llego y comprobó que era un forastero cuando torpemente establecí el primer diálogo. Su acento norteño me pareció de lo más sexy de una mujer, hasta ese momento no conocía prácticamente nada de mujeres, y platicamos brevemente acerca de nuestros orígenes y la razón por la que nos encontrábamos en ese club ese día. Me dijo su nombre aunque al momento de escribir estás líneas lo he olvidado ya. En cuanto regresaron nuestras familias a la alberca nos separamos y no volvimos a hablar. Ella se fue antes que yo y antes de perderse de vista volteo como buscando algo al horizonte para fijar su mirada en la mia. Esa fue nuestra despedida.
Este recuerdo de esas múltiples vacaciones me es grato pues representa mi entrada a la adolescencia y como las mujeres dejaron de ser cosas molestas a cosas igualmente molestas pero bonitas.😝






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