Walt Disney es considerado por muchos como un genio de la animación, no por las técnicas empleadas en su trabajo sino por los temas que trataba en las películas animadas. Así, Disney contaba historias crudas, situaciones que en aquella época eran nefastas e intolerables a través de un manejo realmente asombroso de la realidad y muchas veces imperceptible, muy al estilo de los hermanos Grimm. Es decir, le otorgaba al pueblo películas animadas como lenitivo de hechos hostiles y lacerantes. Ahora el punto de vista ha cambiado. Los animadores que pretenden analizar situaciones reales no las suavizan o las disfrazan con el fin de hacer el filme más accesible a todas las edades. Más bien retratan tan apegadamente como es posible la realidad que mediante bromas o toques de humor de carácter irónico-sardónico atenúan algunos aspectos que bien pueden afectar a personas susceptibles pero en otros casos tiene como objeto el exaltar la critica (moral, social, psicológica o religiosa) y darle a su obra un carácter no tan beligerante o comercial. Persepolis es una animación de este rubro que a través de una autobiografía critica, exige y exalta valores que hoy día en muchos países se consideran universales.

En conclusión, Persepolis es una joya de la animación no tanto por las técnicas empleadas en su realización sino por el contenido crítico que contiene. Pues el problema que tiene la gente de Irán no exime a ningún pueblo del mundo por muy liberal que se diga ser de caer en la misma situación. En la escala láctea recibe un bien ganado 9. En castellano significa algo como “Vale la pena verla como sea (DVD pirata u original, cine o formato digital). Resulta un gran respiro para el Anarquismo”.