Hace mucho tiempo, en una ciudad como cualquier otra, en un día aburrido como cualquier otro, en una casa como tantas, en la habitación de un adolescente puberto precoz como millones en el mundo empieza esta historia.

Eran las 4 de la tarde, David se encontraba de vacaciones y no tenia ningun plan, a ningun amigo libre. Solo estaba él y el vacio del tiempo que circundaba en su habitación. O eso pensaba hasta que al asomarse a la ventana vio a lo lejos una sombra refractada en la ventana de la casa de frente. Tomo sus binoculares y para sorpresa suya observo a Ariadna, una chica si mucho chiste, pecosa y molesta como todas las demas, que se encontraba desvistiendo. Realizo un acercamiento para ver mas a detalle tal espectaculo.

Ariadna se despojo de su vestimenta tan rapido como el parpadeo. Simplemente se quedo usando un pequeño corpiño que dejaba ver las inmaduras formas de sus senos y un bikini que acentuaba sus delicadas formas. Ariadna caminaba de un lado para otro, sin preocuparse de que algun fisgon pudiera entrar en su pequeño mundo, en su espacio personal. Mientras David sentia que su pulso se aceleraba, su respiración se entrecortaba y una fuerza que desconocia hasta ese momento se yerguia desde su entre pierna. Pero lo mejor estaria por venir. Ariadna primero se quito esa tela llamada corpiño que descubrio a la luz y a la vista de David una zona blanca, no bronceada con dos pequeños montes, mucho mas pequeños que su puño y cuyo centro era coronado por una redonda figura oscura. Esto claro que fue de gran impacto para David, tanto así que nunca se percato que su mano se dirigio hacia ese radar del deseo que habia aparecido momentos antes, despojandolo de su inmunda prisión de tela y oscuridad. Pero no emergio el amigo cabizbajo de siempre no, su mano se encontro con una rigida lanza de pasión inmesurable. Como si fuera algo conocido por el, como un acto refeljo su mano tomo a su fuerte amigo y ejecuto el baile del amor, un movimiento de arriba hacia abajo constante. Entonces Ariadna se quito su diminuto bikini, con esto permitiendole brevemente apreciar aquel dulce objeto del deseo cubierto de terciopelo. Ariadna entonces comenzo a acariciarse, a sentirse, a disfrutar de si misma como David lo hacia del otro lado de la calle. Por un momento parecia que ambas pasiones eran una sola. Sin embargo mientras David gozaba en secreto del placer de mirar a aquella niña que alguna vez penso era la cosa mas fea y extraña del universo Ariadna parada frente al ventanal, con las piernas separadas y con su mano derecha abriendo el divino tesoro miraba de forma obcena y retadora a David…

Desde aquella vez David dejo de ir con sus amigos a jugar Playstation, ir al cine o simplemente a vagabundear en algun centro comercial. Pues todas esas tardes calurosas y aburridas las pasaba viendo y siendo observado por su nueva amiga, su compañera de placeres carnales, su querida Manuela de cada tarde.

Una respuesta a “Manuela”

  1. Pues leí de pasadita este relatillo y como que se me hizo medio tedioson, bueno ese es mi comentario.
     
    Saludos, Roberto.
     

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